jueves, 28 de julio de 2011

Cerebro congelado

¡Que delicia!
Tardes frías, mañanas frías, noches frías... Los días con temperaturas bajas, ojalá nublados, con lluvia aún mejor, y para terminar: pies congelados. ¿Labios morados?
 Es la excusa perfecta, el mejor panorama, un bostezo semi fingido, cuasi exagerado. Es natural la ternura; caminar entre nubes con las manos en los bolsillos, exhalar el frío y admirar el paisaje provocan en cualquier ser humano deseos de un abrazo, de manos.
 ¿Entonces qué esperamos? Te miro coqueta, no dices nada. Suspiro suave, me incitas, me llamas. Presento mil excusas, las repaso mentalmente. Lo sabes, lo se ... la señal: se inquietaron mis pies. Y si nos sorprenden ¿Qué diré? Voy a la cocina me preparo un café, abro la puerta y estás ahí, ni te has movido, ni has cambiado de expresión.
 El sabor del café es más intenso que nunca, busco la música correcta.
 No resisto, que el frío, que no hay nadie, que la música es perfecta... me arrojo sobre ti, y me cubro como siempre, quito las almohadas y susurro: eres irresistible, mi tentación, mi cama.

miércoles, 27 de julio de 2011

La otra

(Pianissimo)
Me haz hecho la otra más feliz del mundo mi amor.Nunca te lo he dicho. Existen en nuestra historia espacios en blancos que para ti desconocidos, son tardes enteras esperando que vuelvas a casa, para correr hacia ti y abrazarte, y susurrarte misterios al oído.
                                                                                                                                (Crescendo) 
Besarte la boca minúscula que tienes, tomarte la mano (por primera vez como si no fuera pecado). Ojos de tierra, saborear el tabaco que sólo en ti me apetece. Quebrar mis miedos como al cristal, acurrucarme en tu abrazo delgado, fingir que no te irás más tarde, que entre los dos existe algo más que soledad compartida, que destinos distantes.


(Forte)
 Me da igual tus conquistas.. si son rubias, morenas, o un día el planeta ... Yo solo  quiero que una mañana despertemos juntos, estiremos nuestras manos y no existan barreras, que no te pinches el dedo con mi corazón de hierba.. ni te congeles de espanto al sentir mi alma a secas.

(Diminuendo)
 Ser la otra para los demás puede ser deshonesto, para mí es lo más fiel que he hecho: Esperar cada tarde, sin saber si vendrás; estar contigo cuando me necesites más; comprender que para amar a dos personas diferentes no se necesitan dos corazones, que es suficiente lo que me entregas, me dejas volando, soñando, inventando cien mil razones, para justificar nuestro juego perpetuo, nuestro más sublime secreto.

martes, 26 de julio de 2011

Clímax infantil

Nos amamos como niños,
Nos sentimos tan cerca,
¿Qué importaba besarnos?
Enseñar nuestras lenguas torpes,
Cerrar nuestros ojos y habitar en lo más profundo de nuestro amor.
Dejarnos caer como hojas en otoño,
Amarrarnos hasta languidecer,
Respirar agitados y odiar los próximos catorce segundos que quedaban,
Besarnos con furia y con temor,
Con la coherencia indivisible en medio, con la belleza inexistente en frente,
Con la presión de nuestras tímidas piernas,
 Que no hacían más que arder.


Insensata mujer


Insensata mujer que no pareces de vientre haber nacido;
Que tu mirada no es más que agua congelada,
Que me dejas sin habla y con ganas de decirte todo,
Que atropellas mis deseos e ilusiones más remotos,
Que ardes sobre la frialdad,
Y que me hieres con la espada de tu desdicha,
¿Necesitabas aparecer en mi confusa vida?
¿Para dejarme moribunda en tus recuerdos?
Haces que mi corazón lentamente,
 quede tras los escombros de tu soledad.
El disfraz de tus palabras,
Cae ante mis ojos y entonces;
Veo tu alma,
como una fuente diáfana,
con miedos e inseguridad, y sobre todo,
Te veo frágil,
OH! ¡Cuan frágil te veo!

Y entonces…, luchando con mi interés propio,
Te quiero, te quiero con todo mi corazón,
Aunque resulte vano, aunque parezca bueno.

Me siento inútil a tu lado,
Trémula solo consigo escucharte.
Temo cuando oigo tu silencio ensordecedor
Y sonrío cuando imagino que me amas.


Los comunes quiebres de realidad.


Sabía que llegaría este momento. 
Este instante, de soledad estrepitosa. Este segundo en que todo parece ser en vano, incluso tu sonrisa… que ya no es la misma.En estos minutos, los leales, los únicos amigos son los recuerdos. La memoria: esa caja multicolor de emociones (ese matiz que se pasea entre el gris y el rosa), la que conserva esas malditas réplicas de acciones antes hechas; aquellas cosas que se hacen acometidas por deseos imperiosos, que no tienen explicación racional, como este día… que no tiene justificación.La atmósfera en que me muevo está enrarecida, tan frías las personas ¿no?, tan triviales sus conversaciones ¿no? No puedo emitir opinión sin parecerles auténticamente “rara”, ni siquiera entro en la categoría de distinta (que tendría una connotación más especial) Rara… de distinto color mis pensamientos, de otra raza mis ideales, de otra cultura mi fe.Entonces recién observo que soy distinta, que no me gustan sus caras maquilladas con hipocresía, ni su último descubrimiento facial, invisible a los ojos que miran algo que aletea en el pecho). Tampoco me agradan sus risas exageradas, ni sus espejos omniscientes, ni sus saludos tan afectivos, ni sus pensamientos titubeantes entre: lo amo, mucho, poquito, nada.Busco entonces aquellas amistades de antaño, con las que la naturalidad afloraba en mí tanto como en ellos, y charlábamos horas sin inquirir en las vanidades. Indagábamos entonces en lo vital, y sólo eso nos satisfacía, eso nada más nos dejaba agotadamente felices. 
Busco y no encuentro.