lunes, 22 de agosto de 2011

Un ayer

 Viniste, lo sabía, incluso te lo mencioné.
 Había planeado el momento (hábitos que te hacen sentir más humillada). Nadie me lo dijo, ni siquiera te vi... supe que eras tú, simplemente lo supe. Sorpresa pese a todo, tú siempre llegas renovado.
 ¡Ojos de tierra! Arrastraba con años de rechazo, miedos, torpeza. Pero no te culpo, para cualquiera puede resultar natural un abrazo. Entonces me dejas, y me miras extraño. Me confundí otra vez, se me olvidaba que tú eliges cuándo, cómo, por qué. 

2 comentarios: