domingo, 11 de diciembre de 2011

Caída

Soñar con precipicios era quizás la señal más clara, pero yo seguía buscándo destino, como un perro persiguiéndo su cola, como un atleta sin meta... No más, la muerte es un acto desesperado y necesario, como el respiro al emerger del agua, el aleteo de una mariposa, las penas del sauce, el silbido de un viejo, la nieve derretiéndose en la piedra. Es el sonido de una orquesta oído desde las profundidades de la tierra, es tu boca masticando arena, es mi angustia encerrada en un cajón de madera, son mis manos y piernas agitándose en la caída perfecta.

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